La violencia contra la mujer constituye un problema social; problema que, para su prevención y erradicación, necesita de la intervención, colaboración y actuación de todos los agentes sociales. Sólo desde esta actuación coordinada podremos hablar de éxito en la prevención y lucha contra la violencia de género. Esta atención a las mujeres víctimas de violencia debe ser, además de integral, desde una perspectiva de género.
El análisis de la violencia contra las mujeres debe hacerse desde una perspectiva multidisciplinar, pues la violencia afecta a todos los sectores de la vida de la mujer que la padece: económico, social, psicológico, laboral, educativo, de salud, etc. Esta intervención multidisciplinar garantizará el éxito de las actuaciones y dotará a la mujer víctima de violencia de los recursos necesarios para el abandono de la situación en la que se encuentra.
El que una mujer no permanezca en una situación de violencia va a depender, en muchas ocasiones, de la atención que reciba, de lo protegida que se sienta, de las respuestas que se le de desde los distintos recursos y por los distintos profesionales. Para que ninguna mujer tenga que permanecer en situación de violencia, es necesario que todos los recursos tanto sociales, sanitarios, jurídicos, policiales, etc., así como las personas que en ellos se encuentran como son trabajadores sociales, psicólogos, policías, jueces, fiscales, abogados, etc., estén, en primer lugar, concienciados de la problemática de este tipo de violencia y, en segundo lugar, coordinados.
En resumen, las pacientes por sí solas, en este caso las mujeres que deciden asistir a un proceso de orientación psicológica, son quienes van a ir construyendo un andamio de autoconocimiento, autoaceptación y amor hacia si misma; el papel del psicoterapeuta es el del facilitar este sendero de independencia a través de estrategias terapéuticas, que le permitan encontrar su propio apoyo sin la necesidad de generar dependencias de cualquier tipo.
Es así, que la independencia en psicoterapia contempla más allá de una actitud, aptitud y sentido entre paciente-terapeuta, es el despertar de la conciencia, del sentido de la actualidad y de la responsabilidad, lo que lleva a lograr la capacidad de vivenciar, experimentar; esto es, vivir la vida en toda su expresión.
La persona que pasa por un proceso terapéutico y logra trabajar en sí mismo de manera activa, es capaz de intervenir en su propio desarrollo y de tomar para sí la responsabilidad acerca de su vida. A partir de este momento, cuando logra elegir lo mejor para sí mismo, logra simultáneamente lo mejor para los demás y viceversa.
Por lo anterior, en CADEPSI estamos a favor del desarrollo y crecimiento de la mujer que vive en violencia y del ser humano en general, como ser independiente, logrando generar esta interdependencia de una manera macro, respetando tiempos, espacios, momentos, oportunidades, recuerdos, creencias, sueños y fantasías de lo que puede y quiere ser sin el abuso de poder.
La violencia hacia las mujeres no es inevitable ni constituye un componente intrínseco de la condición humana, la violencia puede prevenirse y debe ser detenida. La consejería y orientación psicológica es una intervención que facilita a las mujeres y hombres el entender y cuestionar: ¿Quién soy?, ¿Qué quiero?, ¿Cómo sé que es lo que quiero?, ¿Cómo quiero lograrlo?, ¿Para qué quiero hacerlo?, ¿Cómo me siento? y ¿Estoy dispuesto a responsabilizarme de las consecuencias de esto?, lo que permitirá replantearse un proyecto de vida libre de violencia.
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